Otro Rollo: Shaun White (VANCOUVER)

Shaun White es el amo del vértigo en Vancouver

Todo el mundo quiere ser testigo del truco que hará ‘El Tomate Volador’ para maravillar a la multitud y como es su costumbre llevarse la medalla de oro en el halfpipe


CYPRESS MOUNTAIN.- A los tres años surfeaba, a los cuatro comenzó con el skateboard y poco después su madre le “recetó” snowboard para frenar sus enloquecidos descensos sobre esquís.

Ah, y por cierto: el hombre que a partir de mañana debe elevar la temperatura de los invernales Juegos Olímpicos de Vancouver fue operado del corazón dos veces antes de cumplir los cinco años. Sufría una tetralogía de fallot, una malformación que hace que la sangre no reciba suficiente oxigenación.

A Shaun White nadie le regaló nada, aunque él prometa ya obsequiarle hoy al mundo un Double McTwist 1260 con fondo de cinco anillos olímpicos. Lo esperan las laderas de Cypress Mountain, donde nadie lo imagina haciendo otra cosa más que ganar el oro en el halfpipe.

Porque la pregunta no es si va a ganar, sino cómo va a ganar el hombre que salta metros y metros en el aire con sus pies pegados a una tabla.

¿Qué es el Double McTwist 1260? Explicarlo no tiene demasiado sentido, es mucho más claro ver un video en la web. Pero ayuda quizás a entenderlo decir que los metros que se eleva White en el aire y los giros que da son inverosímiles.



(TRUCO QUE VA HACER EN VANCOUVER)

White, de 23 años, es la gran sensación del mundo de los deportes extremos y un ídolo para millones de personas. Su cabello alocado, su vestimenta suelta y su jerga juvenil al hablar lo hacen parecer un chico más.

Pero Shaun White, a quien todos conocen como “El Tomate Volador” por su melena rojisa, no es un chico más.

Su videojuego Shaun White snowboarding vendió tres millones de copias, es imagen de empresas como Burton —histórica del snowboard—, American Express, HP o Red Bull, y la revista Fortune calcula que ingresa nueve millones de dólares al año.

Tanto éxito y tanto dinero no siempre le reditúan, porque en el mundo del snowboard, tan orgulloso de su contracultura, algunos comienzan a mirarlo con cierta animosidad.

“Shaun White lo tiene muy bien montado”, dice el español Jordi Font, cuarto en el cross de Turín 2006.

Pero Font tiene 34 años, un dato importante cuando se escucha la opinión de Regino Hernández, su compatriota de 18: “Shaun White es mi ídolo”.

¿Cómo podría no serlo? White acumula diez medallas de oro en los X Games, una cita en la que se ven locuras y en la que el mes pasado el californiano se cortó la barbilla intentando ir más allá de sus límites.

Pero White, además, se da el lujo de contar con su propia pista privada de halfpipe, la que le armó su patrocinador Red Bull en Colorado, cerca de un pequeño pueblo minero llamado Silverton.

Allí White prueba los trucos más inimaginables, los giros y saltos más absurdos, aunque incluso él sabe que no todo es posible, y es por eso que el enorme canal de hielo de 160 metros de largo y siete de profundidad estaba repleto de protectores de espuma sintética de un metro de alto y ancho.

“Como tenía esa protección, podía probar todo lo que fuera”, explicó en Cypress Mountain White, que para la cita de hoy no quiere tener ningún pensamiento negativo.

“No, porque si empiezas a pensar que la nieve está mal, que el canal no se qué, que esto y lo otro, todo se te viene encima. En vez de eso hay que dejarse ir, y entonces es cuando encuentras la armonía”.

Y un Shaun White en armonía es sumamente peligroso.

Lo sabe Ross Rebagliati, el primer campeón de la historia del snowboard olímpico: “Lo que hace Shaun supera los límites de la imaginación”.

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